martes, 2 de junio de 2020

TÚ ERES MI FORTALEZA

Dios y Señor mío, tú eres la luz que ilumina mi corazón y mi vida, en todos los  momentos y todas las circunstancias que debo enfrentar cada día.

Tú eres la roca donde estoy arraigado; la piedra que fortalece mi debilidad. Tu  presencia y tu amor me llenan de paz y de esperanza. Tú me libras del  miedo  y  de la angustia, del mal y de la muerte.

Por eso, Padre bueno, yo quiero decirte hoy, que confío en ti. Confío en tu  bondad infinita. Confío en tu ayuda y en tu protección. Confío en tu palabra que  da la Vida. Confío en tu amor que me salva.

Por eso, Dios y Señor mío, me entrego a ti. Me pongo en tus manos de Padre y  Madre, seguro de tu amor que me sostiene, de tu bondad que me acaricia, de tu  palabra que me muestra el camino. 

Yo sé, Señor, que estando contigo, nada puede hacerme daño definitivamente. Yo sé, Señor, que estando contigo todo lo que me suceda, malo o bueno, será para mi bien. 

Gracias, Señor, por permanecer a mi lado. Por compartir conmigo los días de  duda y de dolor, las luchas que me enfrentan a mí mismo, los miedos que no  me  dejan vivir en libertad, la enfermedad que de tiempo en tiempo agobia mi cuerpo  y entristece mi alma. 

Gracias, Señor, por fortalecer mi espíritu que tantas veces sufre y se acobarda. Gracias, Señor, por tu abrazo de Padre. Por tu amor que me envuelve. Por tu  ternura que me llena de paz. Por tu misericordia que me devuelve la alegría. 

Gracias, Señor, por ser quien eres y como eres. Gracias por tu benevolencia. Gracias por tu generosidad. Gracias por tu fuerza y tu poder, amorosos y limpios. 

Gracias, Padre, por Jesús, tu Hijo bien amado, mi Dios y Salvador. Gracias,  Padre de amor. Amén.

(Por Matilde Eugenia Pérez Tamayo, Libro: Como incienso en tu presencia - libro para orar)

No hay comentarios.: