Señor Jesús, Maestro de bondad,
que quieres que cada día
los seres humanos renovemos nuestra vida;
que nos hagamos hombres y mujeres nuevos,
hombres y mujeres renacidos del agua y del Espíritu;
danos la gracia de creer en ti,
la gracia de vivir en ti y para ti,
cada instante de nuestra vida en el mundo.
Renueva, Jesús, nuestra mente y nuestro corazón.
Renueva nuestros pensamientos
y nuestros sentimientos.
Renueva nuestra relación contigo.
Y renueva también
nuestras relaciones con todas las personas
que viven a nuestro lado.
Renueva nuestra fe y nuestra esperanza.
Renueva nuestro amor.
Renueva nuestra humildad.
Renueva nuestra paciencia en el dolor y el sufrimiento
que nos agobian.
Renueva, Jesús, nuestra decisión libre y voluntaria
de creer siempre en ti,
de amarte cada día más,
de caminar por tus caminos,
de hacer realidad tu mensaje de salvación.
Renuévanos, Jesús, con espíritu firme.
Como tú sabes hacerlo,
para que cada día seamos mejores.
Para que cada día creamos con más fuerza
y más decisión.
Para que cada día te amemos más
y más profundamente.
Para que cada día apreciemos mejor
la bondad infinita del amor de Dios Padre
por cada uno de nosotros.
Renuévanos por dentro y por fuera.
En las intenciones y en las acciones,
en los pensamientos y en las palabras.
Renuévanos, Jesús,
por la fuerza de tu amor y tu bondad.
Por tu pasión y tu muerte.
Por tu gloriosa resurrección.
Por tu glorificación a la derecha del Padre
y tu presencia constante, misteriosa pero real,
en medio de nosotros.
Renuévanos.
Libéranos de las cadenas que nos atan.
Del pecado que nos paraliza.
Del egoísmo que no nos deja vivir
como verdaderos hijos de un Padre todo amoroso,
y hermanos entre nosotros.
Amén.
(Por Matilde Eugenia Pérez Tamayo, Libro: Como incienso en tu presencia - libro para orar)
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