viernes, 1 de mayo de 2015

V Domingo de Pascua – Ciclo B

Evangelio de San Juan 15, 1-8.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
1 “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. 2 El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. 3 Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. 4 Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. 5 Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. 6 Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. 7 Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. 8 La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así serán mis discípulos”.

Palabra del Señor.


Comentario:
Hoy, Jesús nos hace un llamado; a ser sus discípulos y testigos de su amor, a dar fruto abundante, a colaborar con Él en el plan de salvación. Ahora somos enviados como misioneros a comunicar esa misma salvación, la que Él nos dejó, por medio de nuestro testimonio de vida. Como miembros de una iglesia apostólica, nos corresponde continuar proclamando el Reino de Dios. Pidámosle al Espíritu Santo que nos muestre el camino de la nueva evangelización.

Destello de luz:
El Espíritu Santo es como la sabia de la viña del Padre que da su fruto en los sarmientos”. (Visions: Guía paraenseñar, p. 14)

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