Jesús, estoy aquí, delante de Ti, para pensar un poco en la vida, en los demás, en mí, en tantas cosas que me dan vueltas en la cabeza y no logro entender sobre Ti, sobre el mundo y sobre mí mismo.
Quisiera hacer grandes cosas por Ti y por los demás, para que mi paso por la historia no resulte vano. Yo sé que en Ti está la Verdad y la Vida, y por eso vengo hoy a beber en la única Fuente de Vida capaz de apagar mi sed.
Hoy…y solo por hoy, aprenderé a vivir mi vida buscando ayudar, buscando rezar…sin prisas, buscando amar…a pesar de la ira, buscando seguirte cargando mi cruz, la de todos los días. Hoy…y solo por hoy, quiero decir Sí a la vida.
Hoy quisiera pedirte de modo especial por aquellos jóvenes que como yo quieren conocerte y amarte. Vuelve hacia ellos tu mirada de amor y hazlos descubrir que la vida tiene sentido. Verdaderamente, Tú eres capaz de llenar nuestras vidas, haciéndola fructificar.
Llámalos a seguir a Jesús, tu Hijo. Hazles comprender que vale la pena dar enteramente la Vida por Ti y por la humanidad. Concédeles generosidad y prontitud en la respuesta a tu llamado.
Acoge, Señor, mi alabanza y oración también por los jóvenes y las jóvenes que han acogido generosamente tu llamada y tienen la misión apostólica de llevar a otros tu palabra. Ellos irán por el mundo predicando tu Evangelio, suavizando con tu palabra la amargura de muchas vidas humanas, dando un poco de esperanza a tantos hombres, a los miles y miles de jóvenes que viven sin ilusión y sin amor.
Virgen María, a ti confiamos la causa de la vida; mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se les impide nacer, de pobres a quienes se les hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia.
Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los jóvenes de nuestro tiempo, el Evangelio de la vida. Amén.
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