Comparto esta bella reflexión escrita por el Pbro. Héctor Mario Pérez Villarreal de la Arquidiócesis de Monterrey, acerca del Evangelio de hoy:
El Reino de Dios es el proyecto del Amor de Dios que sólo con el tiempo dará sus frutos. ¿Estaremos dispuestos a esperar? ¡Qué mal acostumbrados estamos hoy en día! ¡Queremos todo inmediato, exprés y desechable! Esperar que un árbol de su frutos, es una experiencia lejana para muchos de nosotros. Basta ir al mercado y "siempre" habrá frutos! Cada día se nota menos cuando es temporada de algún fruto porque ahora los traen de todo el mundo…
Sin embargo, Jesús hoy nos refiere a esta experiencia de la naturaleza. El amor de Dios, y el amor entre los hombres, necesita ser sembrado, necesita ser cuidado y necesita aprender a esperar que pase el tiempo. Tiempo a través del cual, Dios construye su Reino. ¡No existe el amor inmediato, exprés y desechable!
Esta palabra me hizo reflexionar en los siguientes ejemplos:
Siembra una semilla, ponle agua y luz, deja que pase el tiempo… y tendrás una planta. Regaña a un niño todos los días, sin recordarle lo que él es y cuánto lo amas, deja que pase el tiempo … y tendrás un adulto "problema". Preocúpate sólo por tu trabajo y olvida a tu familia, deja que pase el tiempo… ¡y pronto sólo tendrás trabajo! Date momentos de silencio, lleva una vida saludable, vive agradecido, deja que pase el tiempo … y encontrarás la plenitud.
Cree en el Amor del Padre, sigue los pasos de Jesús, deja que pase el tiempo … y encontrarás la paz. A veces, nuestra voluntad y nuestro esfuerzo parecería no ser suficiente para alcanzar nuestras metas. Hoy Jesús nos recuerda que no basta "sembrar la semilla", hay que esperar que DIOS la haga germinar. Por eso, meter a Dios en tus planes, no sólo es una buena idea… ¡es indispensable si quieres que tu vida dé frutos que permanezcan! Dios haga madurar en ustedes los frutos de su amor.
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