martes, 5 de abril de 2016

Oración a la Santísima Virgen por un nuevo sacerdote

Madre Nuestra María Santísima, Madre del verdadero Dios por quien, en quien y con quien vivimos, hoy te suplico humildemente que intercedas por tu hijo, Jaime Ortiz (Paco). Pídele a Dios Espíritu Santo, encender en el corazón de este nuevo sacerdote tuyo el FUEGO DE SU AMOR. Un fuego que le de calor a él primero y luego que la chispa de ese fuego contagie a todos los que se acerquen a él. Un fuego que caliente a los que tengan frío en su corazón, que sea una llama de amor que no se apague nunca, ni de noche ni de día.
Que sea un fuego que queme todo los resentimientos, todos los malos recuerdos, todo lo negativo, todo el dolor, toda la falta de amor, todo lo que necesita renovarse. Y luego que brote de ese mismo corazón un RÍO DE AGUA VIVA, un río que apague primero la sed de este tu siervo, su sed de Dios, su sed del Amor de Dios, su sed por la salvación de las almas. Y después que sea una fuente de donde las almas puedan encontrar y experimentar el AMOR DE DIOS, su misericordia, su perdón por medio de la absolución dada por Tu Hijo Jesucristo a través de las manos de este sacerdote tuyo. Madre Nuestra, este AMOR, este Fuego, esta AGUA VIVA es urgente que Dios le permita a este sacerdote experimentarlos, para su propia paz, alegría y salvación y para compartirlas con todas las almas que Dios tenga destinadas que se salven a través de su contacto con este humilde sacerdote tuyo. Gracias por tu amor y tus cuidados maternales. 

Cúbrenos con tu manto y protégenos de todos los males y de las asechanzas del demonio. Sé tú nuestra guía, nuestro lucero, nuestro faro, enséñanos el camino al Cielo donde por medio del amor, la misericordia y el perdón de Dios esperamos gozar por siempre del Amor de Dios, junto contigo por siempre. Amén.

¡El Señor a estado grande con nosotros y estamos alegres! Muchas felicidades a nuestro nuevo sacerdote Padre Jaime Ortiz (Paco).

Referencia:
Corazones.org

sábado, 2 de abril de 2016

Domingo II de Pascua: Fe Divina (Domingo de la Misericordía)


Evangelio según San Juan 20, 19-31
19Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
20Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.
21Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»
22Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.
23A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
24Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
25Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.»
26Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.»
27Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.»
28Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.»
29Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»
30Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro.
31Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

(Obtenido de EWTN)