miércoles, 8 de junio de 2016

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos". 

Palabra del Señor.

(Lectura obtenida de app en http://www.arquidiocesismty.org/)


Comentario:

"La ley de amor no se basa en mínimos sino en Máximos, que es lo más que puedo hacer por quien amo , empezando por mi, mi familia y mi prójimo más cercano… Hoy el Señor nos invita a cambiar de lógica, a darle plenitud, a dar el máximo en esta vida… que al llegar al final de ella no sintamos remordimiento por lo que dejamos de hacer. "  (Pbro. Roberto Martín Villarreal Valdés)

Los frutos del Espíritu

Lo que debemos sembrar... para luego cosechar en abundancia.

lunes, 16 de mayo de 2016

martes, 5 de abril de 2016

Oración a la Santísima Virgen por un nuevo sacerdote

Madre Nuestra María Santísima, Madre del verdadero Dios por quien, en quien y con quien vivimos, hoy te suplico humildemente que intercedas por tu hijo, Jaime Ortiz (Paco). Pídele a Dios Espíritu Santo, encender en el corazón de este nuevo sacerdote tuyo el FUEGO DE SU AMOR. Un fuego que le de calor a él primero y luego que la chispa de ese fuego contagie a todos los que se acerquen a él. Un fuego que caliente a los que tengan frío en su corazón, que sea una llama de amor que no se apague nunca, ni de noche ni de día.
Que sea un fuego que queme todo los resentimientos, todos los malos recuerdos, todo lo negativo, todo el dolor, toda la falta de amor, todo lo que necesita renovarse. Y luego que brote de ese mismo corazón un RÍO DE AGUA VIVA, un río que apague primero la sed de este tu siervo, su sed de Dios, su sed del Amor de Dios, su sed por la salvación de las almas. Y después que sea una fuente de donde las almas puedan encontrar y experimentar el AMOR DE DIOS, su misericordia, su perdón por medio de la absolución dada por Tu Hijo Jesucristo a través de las manos de este sacerdote tuyo. Madre Nuestra, este AMOR, este Fuego, esta AGUA VIVA es urgente que Dios le permita a este sacerdote experimentarlos, para su propia paz, alegría y salvación y para compartirlas con todas las almas que Dios tenga destinadas que se salven a través de su contacto con este humilde sacerdote tuyo. Gracias por tu amor y tus cuidados maternales. 

Cúbrenos con tu manto y protégenos de todos los males y de las asechanzas del demonio. Sé tú nuestra guía, nuestro lucero, nuestro faro, enséñanos el camino al Cielo donde por medio del amor, la misericordia y el perdón de Dios esperamos gozar por siempre del Amor de Dios, junto contigo por siempre. Amén.

¡El Señor a estado grande con nosotros y estamos alegres! Muchas felicidades a nuestro nuevo sacerdote Padre Jaime Ortiz (Paco).

Referencia:
Corazones.org

sábado, 2 de abril de 2016

Domingo II de Pascua: Fe Divina (Domingo de la Misericordía)


Evangelio según San Juan 20, 19-31
19Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
20Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.
21Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»
22Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.
23A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
24Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
25Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.»
26Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.»
27Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.»
28Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.»
29Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»
30Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro.
31Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

(Obtenido de EWTN)

domingo, 27 de marzo de 2016

¡El Señor Resucito, Aleluya!


¡Él Vive!


Cuarta palabra de Jesús en la Cruz (Reflexión) Mateo 27:46 "¡Dios mío, Dios mío!" ¿Por qué me has abandonado?

En la cuarta palabra, Jesús descubre sus propios sufrimientos en la cruz como Dios hecho hombre. Estas palabras aunque fueron dirigidas al Padre, no llevaban la intención de reclamo, pero si de búsqueda de respuestas. Aún en su dolor, le invade en lo más profundo de su corazón una dicha inmensa al saber que está cumpliendo su voluntad y demostrando así su amor al Padre y a todos los hombres. En esos momentos Él se hace uno con Dios-Padre, buscando nuestra salvación. Sus palabras fueron dirigidas a todos los que no creen o los que creen a medias, a los que conocen a Dios pero viven como si nunca hubieran escuchado su nombre, a los que tuvieron Fe y la perdieron, a todos los que una vez fueron santos y ahora son pecadores.
¿De quién Jesús espera entonces una respuesta? De mí y de ti. Él quiere que nosotros reconozcamos lo inmenso de su sacrificio, que reconozcamos que no estamos solos, que aclamemos a Él. 
"¡Dios mío, Dios mío!" ¿Por qué me has abandonado? Jesús gritó con voz fuerte, utilizando la poca respiración que necesitaba para expresar la terrible angustia que sentía. Estas palabras que Jesús pronunció desde la cruz no fueron porque se sintiera abandonado por el Padre, todo lo contrario, el Padre estaba a su lado dándole fuerzas para completar su misión.
Como ser humano, Jesús experimentó el dolor y la angustia normal del género humano, sintiendo una inmensa soledad al verse abandonado por todos sus discípulos y amigos, al ser traicionado y acusado de blasfemo, al ser vendido y golpeado, flagelado, insultado y coronado con espinas. Se pasó la vida "haciendo el bien" y sus seguidores lo abandonaron. Pero para los hombres no fue suficiente haber pasado por este mundo haciendo el bien a todos. Llegó hasta el extremo del amor. Dio vida a aquello que había predicado antes: "Nadie tiene amor más grande que el que da la propia vida por sus amigos”. Pero también la dio por sus enemigos, por aquellos que le estaban crucificando.
Con su sacrificio se convirtió en nuestro amigo. Porque amigo es aquel que se priva de algo o de muchas cosas para ofrecértelas. Amigo es aquel que es capaz de privarse de sus horas de descanso para trabajar por ti. Amigo es aquel que puede en un momento renunciar a la comodidad de su casa para hacer que te sientas cómodo, querido y apreciado. Amigo es aquel que deja su tierra para ayudarte a salvar la tuya. Amigo es aquel que te confía sus penas y alegrías, que siempre es transparente para ti y que siempre te llevará hacia un crecimiento en la fe y en el amor a Dios. Amigo es aquel que edifica, que une, que reúne… no el que destroza, destruye, derriba para sentarse encima de los escombros. Amigo es aquel que da la vida para salvarte… como lo hizo Jesús.
Más que sentirse abandonado por Dios, hoy, se siente abandonado por todos nosotros que lo rechazamos, que hemos olvidado su amistad y que dio la vida por nosotros y no queremos aceptar su salvación. Él siente en su propia carne el dolor de nuestros pecados, los tuyos y los míos; y ese fue el precio por nuestra redención. Nos toca decir: “Sí, Señor, lo reconozco; fue por mí, por mis pecados que estás en la cruz”.
El sufrimiento de Cristo simboliza el sufrimiento del ser humano. Jesús, en la agonía de la Cruz, experimenta en su alma los efectos del pecado de la humanidad, es decir, experimenta la ruptura de la comunión con Dios. Desde la Cruz veía a todos los hombres y mujeres que sufrirían. Sintió en sus propias llagas las infinitas llagas de todos los cuerpos que serían torturados por el hambre y la miseria. Sintió las heridas que son consecuencia de la injusticia y la crueldad, el dolor de las llagas de los encarcelados, de los rechazados y despreciados por la misma sociedad. Sintió en su pecho el dolor que siente un anciano cuando es olvidado por los suyos. Sintió en la piel el ardor de todos aquellos que serían marginados por su raza. Y esas voces, desde el silencio se unían a la de Jesús diciendo: ‘Señor, Señor… ¿Por qué me has abandonado?
Este es el sentido de la cuarta palabra de Jesús en la Cruz, es la de redimir al hombre en su totalidad destruyendo el pecado y la muerte, infundiendo nueva vida, su propia vida, la vida de la gracia, la vida eterna.  No nos sintamos abandonados, Él está con nosotros, por nosotros y para nosotros. Pidamos, pues, poder vivir bajo su amparo y con el amor del Padre.
Oración:
            Señor Jesús, amado hermano, Tú, que experimentaste el dolor y la soledad ayúdanos a encontrarte siempre presente en nuestras vidas y que no tengamos más esa sensación de abandono. Tú, que nos pides aliviar el sufrimiento de los hombres, muéstranos el camino. Señor, ten piedad de nosotros y de todos los corazones agonizantes. Que tu inmenso amor nos acompañe siempre. Amén.

SALMO - 21 DIOS MIO, DIOS MIO POR QUE ME HAS ABANDONADO

Referencias:

domingo, 14 de febrero de 2016

Tú eres mi Dios y en tí confío...

Hagamos eco a las palabras del Papa Francisco durante la homilía de la Misa multitudinaria en el Centro de Estudios de Ecatepec, México.

Solo Dios es nuestra fortaleza... solo el Espíritu de Dios es nuestro refugio. Repitamos (3 veces) como dijo el Papa Francisco "Tú eres mi Dios y en tí confío...




miércoles, 10 de febrero de 2016

La Cruz que se llevó mi dolor



Comparto contigo, en este miércoles de ceniza la Cruz que se llevó nuestro dolor. Hoy, Cristo nos invita a acercarnos a la Cruz... la señal de la conversión y el perdón. Entreguemos todas nuestras tristezas y dolor al Cristo del Amor, la Sanación y la Salvación.

No le digas a Dios cuan grande es tu dolor, sino dile a tu dolor cuan grande es nuestro Dios.


domingo, 17 de enero de 2016

Diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu

 I Corintios 12:4-11
Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común. Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carisma de curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad. (Biblia de Jerusalén Latinoamericana)
Por el Bautismo fuimos llamados "hijos de Dios", nuevos cristianos con una misión - ser enviados por el Espíritu Santo a llevar la buena noticia del Amor del Padre a todo el mundo. Afirmación que se concreta con el sacramento de la Confirmación. Cada uno recibe diversidad de carismas, según los dones del Espíritu, para cumplir su ministerio y actuar según la voluntad de Dios. El Espíritu Santo nos ha de ayudar a reconocer cuál es nuestra misión... pidámosle que nos de luz.

Giogertti, D. (2003). A la espera del Espíritu Santo. Paulinas

domingo, 10 de enero de 2016