domingo, 24 de mayo de 2015

Honrando a María en Pentecostés

Para la Iglesia Católica la festividad del Día de Pentecostés es de suma importancia, porque celebra la permanencia entre nosotros del amor del Padre-Dios y el Hijo, Jesucristo. Es la celebración de todos los fieles católicos que vivimos en la fe, en ese amor; con la convicción de que hemos sido invitados a llevar la buena nueva del Reino de Dios entre los hombres. Como bautizados, hemos recibido el Espíritu Santo, llamándonos hijos suyos, miembros de la iglesia y nuevos apóstoles.

Ese grandísimo amor (en forma de llamas de fuego) que recibieron los apóstoles y la Virgen María en aquel tiempo para actuar con valentía, llenos de gracia y del Espíritu Santo; e ir a predicar el evangelio en todo momento y lugar, sin importar las persecuciones, es precisamente el que hoy se hace presente en nosotros.

Para María Santísima, ese soplo de vida, de aliento y fuego abrazador del Espíritu Consolador, debía ser la culminación de muchos momentos de dolor. Es allí donde encuentra consuelo, el abrazo cálido y transparente de su hijo Jesús, el amor del Padre y la complacencia de haber cumplido su santa voluntad.

Al igual, que María, sintamos la presencia del Espíritu y todo su amor desbordándose en nosotros. Gocemos de todos sus dones, no desesperemos, así nos mantendremos unidos al Padre y al Hijo en todo momento. Sigamos su ejemplo.

Nos dice PadreHenry Vargas Holguín (2015) que “la relación de la Virgen María con Dios (con las tres divinas Personas) es tan única, tan sublime, tan inefable, que Ella (María) es llamada la Madre de Dios Hijo, la hija predilecta de Dios Padre y el templo del Espíritu Santo”.

Por otro lado, PadreNicolás Schwizer (s.f.), nos asegura que “no hay duda de que la vida de la Sma. Virgen estaba, desde su inicio, bajo la fuerte influencia del Espíritu de Dios. La Virgen es la Todasanta porque desde el primer momento de su existencia fue sagrario del Espíritu Santo”.

Los invito a continuar reflexionando sobre María, nuestra madre, y el Espíritu Santo a través de los enlaces a continuación y les incluyo además, otros relacionados al Rosario del Espíritu Santo.

Invoquemos al Espíritu de Dios y oremos junto con María por las necesidades del mundo…



Enlaces:


lunes, 11 de mayo de 2015

Unidos a Blogueros con el Papa

Agradezco profundamente a la Asociación Blogueros con el Papa por permitirnos formar parte de la lista de blogs de su página electrónica. Es una forma de llevar nuestro contenido a más fieles católicos. Además, ya tenemos la Cajita de Oraciones, que tan gentilmente nos ofreció la asociación. Si desean incluir sus oraciones, serán bienvenidas.

 Bendiciones para todos.

jueves, 7 de mayo de 2015

Motor de búsqueda personalizada

Aprovecho esta oportunidad para presentar el nuevo motor de búsqueda personalizada de Google, que he añadido a la página de manera especial como alternativa segura para la búsqueda de información. Esta herramienta se ha identificado como "Metabuscador Cristiano", el cual posee un cuadro para facilitar la búsqueda en 66 sitios web católicos hasta el momento. Espero que puedan sacar el máximo provecho de este. Cualquier sugerencia para añadir sitios de búsqueda, será bienvenida. Favor de enviar las sugerencias o nuevos enlaces a padilastech@gmail.com.



Oraciones para momentos de enfermedad

Entre las intenciones del Papa Francisco para este año litúrgico 2015 están cuidar y hacer oración por los que sufren, por los enfermos y los pobres. Todo momento es propicio para acercarnos a nuestro Padre Dios, sentir su presencia y pedir por aquellos a quienes amamos, por los que nos necesitan y hasta por nosotros mismos en momentos de dolor y sufrimiento. Por tal motivo, comparto con ustedes una excelente oración de Padre Ignacio Larrañaga, autor de los Talleres de Oración y Vida de la Nueva Evangelización, y un vídeo publicado por Voz BLuna.

Súplica en la Enfermedad

A Ti, Señor, que pasaste por este mundo "sanando toda dolencia y toda enfermedad", levanto mis gritos y gemidos, yo, pobre árbol, azotado por el dolor. Hijo de David, ten compasión de mí.

Mi salud se deshace como una estatua de arena. Estoy encerrado en un círculo fatal: el hospital, la cama, los análisis, los diagnósticos, el alcohol, el algodón, el médico, la enfermera... no salgo de ese círculo. Una fiera llevo clavada en lo más recóndito de esta parte del cuerpo, y nadie descubre su figura. Ten piedad de mí, Señor.

Dios mío, cada mañana me levanto cansado; mis ojos enrojecen de tanto insomnio. Con frecuencia me siento pesado como un saco de arena. Mis huesos están carcomidos, mis entrañas deshechas, y como un perro rabioso me muerde el dolor. Y, sobre todo, el miedo, Señor. Tengo mucho miedo. El miedo, como un vestido mojado, se me pega al alma. ¿Qué será de mí? ¿Amanecerá para mí la aurora de la salud? ¿Podré cantar algún día el aleluya de los que se sanan?

¿Me visitarás alguna vez, Dios mío? ¿No dijiste un día: "levántate y anda"? ¿No dijiste a Lázaro: "sal fuera"? ¿No se sanaron los leprosos y caminaron los cojos al mando de tu voz? ¿No mandaste soltar las muletas, caminar sobre las aguas? ¿Cuándo llegará mi hora? ¿Cuándo podré narrar, también yo, tus maravillas? Hijo de David, ten piedad de mí, Ti que eres mi única esperanza.

Sin embargo, sé que hay otra cosa peor que la enfermedad: la angustia. Es buena la salud pero mejor es la paz. ¿Para qué sirve la salud sin la paz? Y lo que me falta ante todo es la paz, mi Señor Jesucristo. La angustia, sombra oscura hecha de soledad, miedo e incertidumbre, la angustia me asalta a ratos, y a veces me domina por completo. Con frecuencia siento tristeza, y a veces tristeza de muerte.

Necesito paz, Señor Jesús, esa paz que sólo Ti la puedes dar. Dame esa paz hecha de consolación, esa paz que es fruto de un abandono confiado. Dejo, pues, mi salud en manos de la medicina, y haré de mi parte todo lo posible para recuperar la salud. Lo restante lo dejo en tus manos.

A partir de este momento suelto los remos, y dejo mi barca a la deriva de las corrientes divinas. Llévame a donde quieras, Señor. Dame salud y vida larga, pero no se haga lo que yo quiero sino lo que quieras tú. Sé que esta noche me consolarás. Lléname de tu serenidad, y eso me basta. Así sea.

(Padre Ignacio Larrañaga, Encuentro: Manual de Oración, pp. 36-37)



Publicado el 20/abril/2017 por Voz BLuna

viernes, 1 de mayo de 2015

V Domingo de Pascua – Ciclo B

Evangelio de San Juan 15, 1-8.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
1 “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. 2 El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. 3 Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. 4 Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. 5 Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. 6 Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. 7 Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. 8 La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así serán mis discípulos”.

Palabra del Señor.


Comentario:
Hoy, Jesús nos hace un llamado; a ser sus discípulos y testigos de su amor, a dar fruto abundante, a colaborar con Él en el plan de salvación. Ahora somos enviados como misioneros a comunicar esa misma salvación, la que Él nos dejó, por medio de nuestro testimonio de vida. Como miembros de una iglesia apostólica, nos corresponde continuar proclamando el Reino de Dios. Pidámosle al Espíritu Santo que nos muestre el camino de la nueva evangelización.

Destello de luz:
El Espíritu Santo es como la sabia de la viña del Padre que da su fruto en los sarmientos”. (Visions: Guía paraenseñar, p. 14)